Por ejemplo, el presidente estadounidense Joe Biden declara ahora que «la trágica violencia en Sudán es inconcebible y debe terminar». Pero no dice que, como vicepresidente de la administración Obama, él fue uno de los principales artífices de la estrategia estadounidense que estimuló la guerra en Sudán para dividir artificialmente aquel país. De aquella estrategia divisora nació, en 2011, el Estado artificial que es Sudán del Sur, poseedor del 75% de las reservas de petróleo sudanesas.

Esa división ha provocado una extensión de los conflictos internos y de los actos de injerencia externa de fuerzas extracontinentales deseosas de controlar la región sudanesa, rica en petróleo, en gas natural, en yacimientos de oro así como en diferentes materias primas. Por demás, Sudán es una posición geoestratégica fundamental en el continente africano.

Y en Ucrania, Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea siguen alimentando la guerra contra Rusia, enviando al régimen de Kiev cantidades cada vez más grandes de armas y proporcionándole todo tipo de ayuda militar. Pero también ayudan a Kiev en otro aspecto, muy diferente al de la ayuda militar.

También contribuyen a que el régimen de Kiev borre de Ucrania y de la historia de ese país todo lo que es ruso. Por decreto de Kiev, 100 millones de libros rusos –incluyendo los grandes clásicos de la literatura– fueron incinerados, práctica análoga a la del nazismo hitleriano. Además, el presidente Zelenski firmó una ley que prohíbe los nombres rusos de los lugares así como otros símbolos del fundamental componente ruso de la historia de Ucrania. El uso de las apelaciones rusas de diferentes lugares ha pasado a ser considerado por la ley ucraniana «un acto criminal» castigado con duras penas.

El presidente Volodimir Zelenski firmó también una ley en virtud de la cual para obtener la nacionalidad ucraniana hay que pasar un examen no sólo de lengua ucraniana sino también de la «historia de Ucrania» reescrita por “historiadores” que ensalzan a personajes como Stepan Bandera (1909-1959), colaborador del nazismo hitleriano.

También en aras de borrar la memoria histórica, el Tribunal Supremo de Ucrania decretó en 2022 que los símbolos de la división SS Galitzia –conformada por nazis ucranianos que perpetraron crímenes horrendos– no pueden ser considerados símbolos nazis y que, por ende, pueden ser utilizados como símbolos políticos, incluso en manifestaciones públicas.

Esa es la Ucrania que el gobierno italiano [así como la Unión Europea y los gobiernos en ella representados. NdlR.] se compromete a «reconstruir», utilizando para ello miles de millones de euros sustraídos a los ciudadanos italianos.

Fuente: https://www.voltairenet.org/article219262.html

+ BONUS -----------------

Stepán Andríyovich Bandera (en ucraniano: Степан Андрійович Бандера) (Stari Uhríniv, 1 de enero de 1909-Múnich, 15 de octubre de 1959) fue un político nacionalista ucraniano de extrema derecha de la Organización de Nacionalistas Ucranianos llamado OUN-B. Es una figura histórica polémica, honrada tanto por movimientos nacionalistas de la Ucrania contemporánea como por organizaciones de extrema derecha.

Bandera nació en el Imperio austrohúngaro, en Galitzia, en la familia de un sacerdote de la Iglesia católica griega ucraniana. Involucrado en organizaciones nacionalistas desde una edad temprana, Bandera fue condenado a muerte por su participación en el asesinato del ministro de Interior de Polonia Bronisław Pieracki en 1934, aunque su sentencia fue conmutada por cadena perpetua.

Liberado de prisión en 1939 tras la invasión de Polonia, Bandera preparó el 30 de junio de 1941 la Ley de restauración del estado ucraniano en Leópolis y se comprometió a trabajar con la Alemania nazi después de que invadieran la Unión Soviética el 22 de junio de 1941. Los alemanes desaprobaron la proclamación y, debido a su negativa a rescindir el decreto, Bandera fue arrestado por la Gestapo. Después de la guerra, Bandera se estableció con su familia en Alemania Occidental, donde siguió siendo el líder de la OUN-B y trabajó con varias organizaciones anticomunistas tales como el Bloque de Naciones Antibolchevique así como con los EE. UU. y el MI6.

El 22 de enero de 2010, el presidente saliente de Ucrania, Víktor Yúshchenko, le otorgó el título póstumo de Héroe de Ucrania. El Parlamento Europeo condenó el premio, al igual que Rusia, varios políticos y organizaciones polacas y judías. El presidente entrante Víktor Yanukóvich declaró ilegal el premio, ya que Bandera nunca fue ciudadano de Ucrania, una estipulación necesaria para obtener el premio. Una decisión judicial de abril de 2010 lo confirmó. En enero de 2011, el premio se anuló oficialmente. El Parlamento ucraniano rechazó en agosto de 2019 una propuesta para darle el premio a Bandera.​

Bandera sigue siendo una figura muy controvertida en Ucrania.​ Mientras algunos ucranianos lo aclaman como un libertador que luchó contra los estados soviéticos, polacos y nazis a la vez que intentaba establecer una Ucrania independiente; otros ucranianos, así como Polonia, Rep. Checa, Eslovakia, Rusia y otros paises, lo condenan como un fascista y un criminal de guerra ​que fue, junto con sus seguidores, en gran parte responsable de las masacres de civiles polacos, checos, eslovacos...​y, parcialmente, del Holocausto judío en Ucrania.

Fuente: Wikipedia