Putin recibió un recibimiento espectacular en Emiratos Árabes Unidos

El camino desde el aeropuerto hasta el palacio presidencial estaba flanqueado por jinetes a caballo y en camello y guardias a pie, muchos de ellos con sables desenvainados.

Las banderas de Rusia y EAU colgaban de los postes de alumbrado público. A la llegada de Putin al palacio Kasr al-Watan de Abu Dhabi, el Fursan, un equipo acrobático militar emiratí equipado con bombas de humo con los colores de la tricolor rusa, sobrevoló la zona.

Fue una digna competencia para los cuatro Sukhois rusos que acompañaban al Ilyushin Il-96 de Putin.

Durante la bienvenida, el presidente de EAU, Muhammad bin Zayed Nahyan, calificó a Putin, cuya delegación incluía al más firme aliado del presidente ruso, el presidente checheno Ramzan Kadyrov, de "querido amigo" y dijo estar "muy contento de verle de nuevo", según AP.

Las ovaciones triunfales y las celebraciones de la llegada de Putin a Oriente Medio son celebraciones de la ruptura del prestigio estadounidense, del dogal económico, ideológico y militar estadounidense. Con la guerra de Ucrania, Occidente hizo posible esta victoria, no para China, ni para Turquía, ni para Irán ni para nadie, sino para Rusia. Es Rusia la que ahora es aclamada como la rompedora de medio milenio de dominación mundial anglosajona, que incluso los medios de comunicación estadounidenses la están destrozando.

Y no se trata de prorrusismo, sino de antianglosajonismo; e incluso si ese Libertador antiamericano es cualquiera disfrutará de la misma ovación del mundo poscolonial que Rusia.

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