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Sobre la locura de género en Alemania

JIŘÍ WEIGL

Los medios de comunicación informaron el fin de semana de que en Alemania, el ministro de Justicia, Marco Buschmann (FDP), y la ministra de Familia, Lisa Paus (Partido Verde), informaron al público del contenido de la próxima ley de "autodeterminación".

Se trata de dar a cada alemán el derecho a cambiar de sexo una vez al año sin necesidad de una decisión judicial ni de ningún procedimiento médico o tratamiento hormonal. La única forma de cambiar el sexo y el cambio de nombre asociado será acudir al registro civil. Simplemente una formalidad, de hombre a mujer inmediatamente y de forma diferente cada año. También será posible elegir alternativas no binarias y otras similares.

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La locura en la escena política de nuestros vecinos y de Occidente en general parece estar alcanzando su punto álgido.

El asalto a la sociedad, a la normalidad y al orden social por parte de los extremistas progresistas supera todos los límites.

La identidad de género es uno de los valores y certezas básicas de una persona en la vida y en la sociedad. Es incuestionable que está determinado biológicamente y no hay manera fácil de deshacerse de él o de cambiarlo.

El problema del ínfimo número de individuos que no se identifican con su propio género no puede resolverse rompiendo el orden social y eligiendo arbitrariamente el género. Lo que está en juego es principalmente la posición de las mujeres y la protección de sus derechos. La monstruosidad de la ideología transgénero ya ha quedado claramente demostrada en el deporte femenino y amenaza con llevar a la perdición no sólo a las atletas, sino a todos los demás.

Es revelador que sólo la AFD, condenada al ostracismo, se haya opuesto claramente a la próxima legislación. De lo contrario, la escena política alemana y el público, encadenados por la corrección política e intimidados por el terror activista, son incapaces de resistir.

Sin embargo, no se trata sólo de Alemania.

Existe el peligro real de que estos increíbles absurdos y bizarrías se impongan también a otros países de la UE. La continua centralización de la toma de decisiones, la abolición del veto y los nuevos esfuerzos por debilitar a los Estados nacionales pretenden servir a este propósito. Estos excesos y la virtual imposibilidad de influir en esta dirección autodestructiva de la UE son una amenaza mucho mayor para el futuro de Europa que la guerra en Ucrania. Pero no es de eso de lo que estamos hablando aquí.

Fuente: https://www.czechfreepress.com/evropa/o-genderovem-silenstvi-u-sousedu-a-dotacnich-almuznach.html

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