Guatemala está viviendo un intento de golpe de Estado progresivo ya que ambos poderes tratan de impedir que el presidente Bernardo Arévalo se posesione en su cargo el próximo 14 de enero de 2024. Y es que a la intentona golpista del 12 julio, cuando la Fiscalía secuestró las cajas que contenían los resultados de los comicios y ordenó la suspensión del Movimiento Semilla, se suma ahora una conspiración antidemocrática. Al frente de la misma están la Fiscal General María Consuelo Porras y el jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) Rafael Curruchiche. Ambos se encuentran bajo el amparo del Presidente Alejandro Giammattei.

Ante estas circunstancias algunos magistrados corruptos del Poder Judicial, no pierden su oportunidad y están promoviendo acciones de guerra jurídica, lawfare de manual, que buscan inhabilitar al presidente Bernardo Arévalo y a su vicepresidente Karin Herrera, suspendiendo sus fueros constitucionales, así como ilegalizando la elección de su bancada, suspendiendo la personería del Partido Semilla y encarcelando a académicos que apoyan al partido, en definitiva, se están llevando a cabo una serie de acciones arbitrarias que buscan crear condiciones para una ruptura violenta de la continuidad democrática en el país.

A pesar de todo, la orden de suspender al Movimiento Semilla oficializada por el Registro de Ciudadanos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), no puede revertir los resultados que le dieron la victoria a Arévalo en agosto pasado, ni anular los 23 legisladores conseguidos por el partido tras el triunfo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

Este intento de injerencia en los resultados electorales se ha visto altamente rechazado por los movimientos sociales en Guatemala quienes ante los continuos intentos de golpe de Estado no han dudado en echarse a la calle en defensa de la democracia en un país que en agosto dijo basta a la corrupción y al secuestro del Estado de derecho durante años por las élites guatemaltecas.

Resistencia indígena ante “el pacto de los corruptos”

Principalmente han sido los movimientos indígenas los que han encabezado las movilizaciones populares y un paro nacional. Además, la dirigencia indígena ha insistido en que se mantendrán en resistencia contra la Fiscalía continuando el plantón que llevan a cabo, frente a su edificio, desde el pasado 2 de octubre.

La victoria de Arévalo y del Movimiento Semilla generó temor e incertidumbre entre el “pacto de corruptos”, término que en Guatemala utilizan para referirse a la coalición de redes económicas y políticas ilícitas que incluye a funcionarios, políticos, militares, empresarios y estructuras criminales que han colonizado el sistema de partidos en favor de su propio interés, socavando la democracia desde hace años protegiendo sus propios privilegios en detrimento de los de una población hastiada de la corrupción, la persecución y la vulneración constante de sus derechos fundamentales.

Es hora de que los organismos internacionales actúen y entablen las acciones necesarias para proteger la democracia en Guatemala y la voluntad de un pueblo que a través de las urnas ha decidido trazar una senda alejada de ese pacto de corruptos que ni tan siquiera le sirve ya a Estados Unidos debido a su enorme desprestigio. Es hora de decir basta y parar este golpe de Estado progresivo. Por una vez los organismos internacionales deberían estar a la altura, actuar y demostrar así que han comprendido que los pueblos del mundo no van a parar hasta descolonizarse no ya solo del imperio y sus lacayos, sino también de las élites que estos mismos han estado alimentando durante años.

Fuente: https://mundoobrero.es/2023/12/09/golpe-de-estado-en-guatemala/