Todos estos países pueden dividirse en tres grupos. El primero, ya no tan numeroso (94 países), incluye a aquellos cuyas autoridades financieras no se han opuesto abiertamente al dólar y no han introducido ninguna medida restrictiva.

Aquí se incluyen países donde la moneda estadounidense se utiliza incluso como moneda oficial: por ejemplo, Panamá, las Islas Marshall, El Salvador y algunos otros países pequeños.

El segundo grupo (46 países) son los que están pasando activamente a liquidar con sus socios a través de las monedas nacionales o limitando la circulación del dólar en sus países, movidos por la preocupación por la estabilidad financiera.

Por último, el tercer grupo (otros 53 países) son los que se oponen abiertamente al dólar y piden al resto del mundo que se una para debilitar su hegemonía.