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Los médicos de Los Ángeles por fin reprenden el terror y el engaño, perpetuados por el gobierno y los medios de comunicación

La directora de salud del condado de Los Ángeles, Barbara Ferrer, acaba de declarar que el condado se encuentra en un nivel "alto" de transmisión de COVID. Si pudiera convencer a 10 millones de residentes de Los Ángeles de que este nivel "alto" de transmisión de COVID es real durante otras dos semanas consecutivas, podría imponer un nuevo mandato de mascarilla para interiores, según sus propias normas inventadas.

Justo un día después de que Bárbara Ferrer tratara de estafar a Los Ángeles con una mayor opresión, el epidemiólogo Paul Holtom habló en una conferencia de prensa, rebatiendo la narrativa. "A partir de esta mañana, no tenemos a nadie en el hospital que haya tenido una enfermedad pulmonar debida al Covid. Nadie en el hospital....NOBODY".

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El director médico Brad Spellberg presentó los datos reales de los casos y de los ingresos hospitalarios. "Las cifras en [LAC+USC] de pruebas positivas de Covid han seguido subiendo, pero esto no se debe a que estemos viendo una tonelada de personas con enfermedad sintomática ingresadas", dijo Spellberg. "Estamos viendo a muchas personas con enfermedad leve en la atención urgente y [en el servicio de urgencias] que se van a casa y no son ingresadas".
 
"De los que ingresan, el 90% de las veces no lo hacen debido a Covid. Solo el 10% de nuestros ingresos positivos a Covid son admitidos debido a Covid. Prácticamente ninguno de ellos va a la UCI, y cuando van a la UCI, no es por neumonía. No están intubados".
 
Spellberg reiteró que hace "meses" que el hospital no ve un caso de COVID que requiera ingreso en la UCI. Dijo que los ingresos en la UCI por COVID suelen presentarse con un "ataque autoinmune de los nervios que puede o no ser impulsado por Covid".
 
Los administradores de hospitales han cumplido con una narrativa fraudulenta durante demasiado tiempo
 
Cuando la propaganda del Covid-19 y la tiranía médica se extendieron por primera vez por el país, los directores generales y los administradores de los hospitales mantuvieron en gran medida la boca cerrada. Se produjeron cierres, y la gente de todo el país no recibió servicios de atención sanitaria críticos en el momento en que los necesitaba. Los pacientes fueron indebidamente aislados de sus familias y sometidos a protocolos mortales de remdesivir, sedación y ventilación. Estos problemas siguen produciéndose en los hospitales de todo el país.
 
Un "estado de emergencia nacional" permitía a los hospitales disfrutar de incentivos económicos cada vez que una prueba de PCR calibrada fraudulentamente presentaba pruebas falsas para un diagnóstico de covid-19. Bajo esta tiranía médica, la verdadera causa de muerte de un paciente no importa. Si el covid-19 se "sospecha" o "no se puede descartar", se codifica como la causa de la muerte. Peor aún, esta "emergencia nacional" en curso permite al personal de los hospitales disfrutar de una indemnización por error médico y muerte iatrogénica, que es una de las principales causas de muerte en los Estados Unidos.
 
La Ley PREP permitió al Departamento de Salud y Servicios Humanos otorgar amplias protecciones de inmunidad a los profesionales de la salud que administran o utilizan contramedidas durante el estado de emergencia nacional. La Ley CARES, promulgada el 27 de marzo de 2020, proporcionó protecciones federales de responsabilidad a los profesionales sanitarios voluntarios. El régimen de Biden renovó la tiranía médica y firmó un nuevo decreto en febrero de 2022, permitiendo que el estado de emergencia nacional y todas sus protecciones de responsabilidad persistan.
 
Es posible que los administradores de los hospitales duden en enfrentarse a los protocolos opresivos del gobierno y a los medios de comunicación que promueven el miedo, porque temen perder sus protecciones de responsabilidad. Pero ahora, finalmente, la marea puede estar cambiando.
 

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